TERCERA PARTE de la CONFERENCIA DIRIGIDA A LOS ABADES, Y SUPERIORES DE LOS MONASTERIOS Y DEMÁS CASAS RELIGIOSAS CONTEMPLATIVAS
Ahora comenzamos a fijarnos en la TERCERA JERARQUÍA ANGÉLICA, amadísimos Superiores, para que ésta, la más cercana a nosotros en cuanto a DIGNIDAD Angélica, nos ayude a vivir, de una forma muy especial, los TRES SELLOS IMBORRABLES de los SACRAMENTOS del Orden Sacerdotal, de la Confirmación y del Bautismo, respectivamente.
Pedimos a cada uno de estos TRES COROS ANGÉLICOS, PRINCIPADOS, ARCÁNGELES y ÁNGELES, que, respectivamente, nos ayuden a vivir estos TRES SELLOS:
Los PRINCIPADOS, el ORDEN SACERDOTAL.
Los ARCÁNGELES, la CONFIRMACIÓN.
Los ÁNGELES, el BAUTISMO.
Vienen, pues, a ser como una EXTENSIÓN de los COROS llamados POTESTADES, que alientan y dirigen, de alguna manera, a los PRINCIPADOS, ARCÁNGELES y ÁNGELES, para que, de este modo además, AYUDEN a los SERES HUMANOS INCORPORADOS a CRISTO, en la vivencia fiel de CADA UNO de estos TRES SELLOS O CARACTERES IMBORRABLES, eternos, para siempre, como ya hemos dicho: el ORDEN SACERDOTAL, esencialmente distinto de los caracteres de la Confirmación y del Bautismo, y también los caracteres mismos del BAUTISMO y de la CONFIRMACIÓN.
EN EL EJERCICIO DEL ORDEN SACERDOTAL, COMO PASTORES REPRESENTANTES DE CRISTO, CABEZA DE LA IGLESIA, LOS PRINCIPADOS NOS SOCORREN MUY EFICAZMENTE PARA QUE EXPERIMENTEMOS, DE UNA MANERA MISTERIOSA PERO REAL, DE FORMA SOBRENATURAL, A LOS SERES HUMANOS LLAMADOS A INCORPORARSE AL CORAZÓN DE DIOS, AL CUERPO DE CRISTO, AL ALMA DEL SEÑOR, Y POR TANTO, A SU CUERPO MÍSTICO, QUE ES LA IGLESIA VERDADERA CATÓLICA; Y DE UNA MANERA ESPECIAL, LOS PRINCIPADOS NOS ASESORAN SOBRENATURALMENTE ACERCA DEL ESTADO DE LAS ALMAS, AYUDÁNDONOS A EXPERIMENTAR, AL MODO DE ELLOS, Y DE FORMA MÁS ESPECIAL, POR EL ORDEN SACERDOTAL NOSOTROS, LA VIDA DE LOS PROPIOS MIEMBROS MÍSTICOS DEL SEÑOR; PARA QUE SEA UNA VIDA EN TODO AGRADABLE AL MISMO CRISTO, QUE ES EL MISMO Y ÚNICO DIOS VIVO Y VERDADERO EN LA UNIDAD DE SU PADRE Y DEL ESPÍRITU SANTO POR TODOS LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS. AMÉN.
Todos los COROS ANGÉLICOS nos ayudan en todos los momentos de nuestra vida, independientemente de que seamos o no MINISTROS de CRISTO. A todos, sin distinción, todos los COROS ANGÉLICOS, miembros místicos de Cristo, nos ayudan, pues son miembros de su Iglesia, son ellos mismos hermanos nuestros, hijos adoptivos de Dios, por la gracia santificante, que ellos siempre tuvieron, pues nunca pecaron.
A propósito de la relación que podemos y debemos procurar tener con ellos, nos fijamos ahora en los Santos ARCÁNGELES.
Conocemos tres nombres de los SANTOS ARCÁNGELES: Miguel, Gabriel y Rafael, y debemos con ellos vivir la fortaleza que nos da el SACRAMENTO de la CONFIRMACIÓN, con los SANTOS ARCÁNGELES nos levantamos en contra de las huestes infernales, diciendo, junto con Gabriel y Rafael y todos los Coros Celestiales, la CONSIGNA del ABANDERADO, «QUIÉN COMO DIOS».
Hemos de vivir nosotros, los sacerdotes, el PRIMERO y PRINCIPAL de todos los MANDAMIENTOS, de una manera tan alta, tan profunda, tan extensa, tan fuera de todo límite concebible por nuestra razón humana, que, en verdad, comuniquemos a todas las almas, en especial a las que Dios más cercanamente nos encomienda, ESTE MISMO AMOR a la DIVINA TRINIDAD, Amor Sobrenatural, ayudados de todos los Santos Ángeles, abanderados todos ellos por la consigna de Michael: «QUIÉN COMO DIOS», que San Miguel nos enseña con su ejemplo.
Pidamos los Sacerdotes tener una especial fortaleza espiritual y Sobrenatural. Pidamos la ayuda del Arcángel San Gabriel, «fortaleza de Dios», para anunciar el MENSAJE COMPLETO, como ÉL ANUNCIÓ el MISTERIO DIVINO de la ENCARNACIÓN y en ÉL contenidos todos los demás MISTERIOS de la DIVINA TRINIDAD, de la fe católica, de la fe verdaderamente cristiana; y junto con Rafael, aplicar a las almas las gracias que por el ORDEN SACERDOTAL recibimos, a la vez que, como confirmados, ser también nosotros una especie de medicinas para las almas, como San Rafael Arcángel, pues así Dios lo llama, «MEDICINA de DIOS» para los corazones.
Por último, nuestra relación con los más cercanos de todos los ángeles, con los simplemente denominados Ángeles, incluidos en ellos también nuestros propios ángeles de la guarda comunes, sin hablar de los especiales custodios de los sacerdotes, por ejemplo.
Hemos de pensar que hemos de estar constantemente, como el Santo Padre Pío, en relación con ellos, para que ellos mismos nos ayuden a vivir la continua comunicación con los demás COROS ANGÉLICOS, pues es VOLUNTAD de DIOS que para con ELLOS vivamos el AMOR de CRISTO hacia SUS propios ÁNGELES; el AMOR de CRISTO, QUE los ha constituido en MIEMBROS MÍSTICOS de SU CUERPO; el AMOR de CRISTO, que los ha hecho HIJOS SUYOS y del PADRE y del ESPÍRITU SANTO, por la gracia santificante, por el AMOR de CRISTO, que nos comunica y ordena que amemos también a estos prójimos nuestros, los SANTOS ÁNGELES TODOS, no sólo a los seres humanos, COMO ÉL NOS AMA. QUE ASÍ SEA.