1. Nuestro Señor Jesucristo tuvo, tiene, tendrá siempre todo presente.
2. Para Él, todos los muertos están vivos.
3. Pedro Apóstol está vivo para Nuestro Señor Jesucristo, siempre y para siempre.
4. Sobre San Pedro Apóstol, Padre de los Apóstoles, edifica siempre Nuestro Señor Jesucristo a toda Su Única Iglesia.
5. Le dijo: «TÚ ERES PEDRO, Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARÉ YO MI IGLESIA, Y LAS PUERTAS DEL INFIERNO NO PODRÁN CONTRA ELLA. A TI TE DOY LAS LLAVES DEL REINO DE LOS CIELOS. LO QUE ATES EN LA TIERRA, QUEDARÁ ATADO EN EL CIELO; Y LO QUE DESATES EN LA TIERRA, QUEDARÁ DESATADO EN EL CIELO» (Mateo 16, 19).
6. Nuestro Señor lo sabe todo: lo presente, lo pasado, lo futuro.
7. Tiene presente todo y provee siempre en favor de Su Iglesia.
8. Ante los descalabros producidos por sus enemigos en Su Iglesia, Nuestro Señor sigue edificando sobre San Pedro Apóstol a toda Su Única Iglesia.
9. «ASÍ CONVINO, ASÍ PUDO HACERLO, LUEGO ASÍ LO HIZO», para que Su Iglesia nunca se quedara sin Su Divina Jurisdicción a través de la Piedra Perenne que Es San Pedro Apóstol, Padre de los Apóstoles.
10. En resumen, apoyados en las Sagradas Escrituras, en la Santa Tradición Apostólica, en la Perenne e Infalible Doctrina de Cristo en Su Iglesia, concluimos que Nuestro Señor Jesucristo, al mostrarnos la Perennidad de la Piedra Fundamental que es Pedro, al constituirlo para siempre Piedra Espiritual a TODO PEDRO (al espíritu, alma y cuerpo de San Pedro), sobre la cual EDIFICARÁ a Su Única Iglesia, -y, por tanto, en todos los tiempos y para siempre, pues no deja de decirlo en futuro, «EDIFICARÉ»-, nos da plena tranquilidad de que la traición de sus infieles amigos no podrá nunca derrumbar LA PERENNIDAD de todos los componentes necesarios de la Constitución Eternal y Sobrenatural de Su Propio Cuerpo Místico Que Es Su Iglesia, actuando siempre en Ella el Mismo Señor Nuestro Jesucristo a través de Su Siempre Vivo y Glorioso Vicario, San PEDRO APÓSTOL, PADRE DE LOS APÓSTOLES (P.A.P.A.), en el Cielo, en el Purgatorio, en la Tierra.