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Cónclave Divino, no infiel a la Santísima Trinidad

P. Perpetuo,
A. Auténtico
C. Cónclave del
E. Espíritu.

El cónclave, que es instrumento divino para elegir e al Sucesor de Pedro, no puede estar sometido a las fuerzas del diablo, sino a la fuerza insoslayable del Amor Eterno del Padre y del Hijo que es el Espíritu Santo.

De ahí la necesidad de que los que forman parte del Cónclave Elector deban escuchar siempre la Voz del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

De lo contrario, pecan, ofenden infinitamente a Dios muy especialmente.

Cada pecado, por ofender la Infinita Dignidad, tiene una responsabilidad infinita, porque la ofensa se mide por la dignidad del ofendido; ahora bien, la Dignidad Divina es Infinita, por eso cada pecado es una ofensa infinita a la Divina Majestad.

Es necesario, urgente, obligatorio, gravísimo, que los cardenales electores en el cónclave actúen según la Voluntad Benevolente del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, en recogimiento interior y exterior, para poder escuchar los Latidos del Corazón de Cristo, Dios y Hombre Verdadero, que quiere elegir de consuno siempre con Su Padre y el Espíritu Santo, al que ha de ser la Voz de Pedro, la Voz de aquella Piedra que, para siempre, es la Piedra Fundamental sobre la Cual Cristo edifica a Su Única Iglesia, la que es Una, Santa, Católica y Apostólica, la Cual no escucha las voces enemigas, sino la Voz del Divino Amigo Inalterable, el Inmutable Dios Eterno, el Único Que Es por Sí Mismo, la Verdadero Cabeza Única de Su Iglesia Santa y Católica.

Cristo no quiere una escucha de todas las voces incluidas en Su Reunión con los Cardenales, con los obispos, con los sacerdotes, con los diáconos, sino que quiere hacer Sínodo, pero con las voces obedientes a la Suya de Buen Pastor y Única Cabeza Eterna de Su iglesia del Cielo, del Purgatorio y de la Tierra: Una Sola Iglesia, un Solo Cuerpo Místico de Cristo, un Solo Verdadero Pueblo de Dios, una sólida, eterna y divina Edificación hecha por las Manos de Dios y no por las de los hombres.