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Confidencias de Jesús a Sus Fieles almas de todos los tiempos

Nuestro Señor Jesucristo, hablando con nosotros, -pues está con nosotros siempre y se comunica libre y gratuitamente-, nos dice:

«Mantened vuestra boca limpia de toda maldad, porque es Mi puerta, por donde yo mismo entro, sin que nadie me haga entrar, sino Mis Manos, Yo Mismo, con Mis Manos, con Mis Propias Manos, pues Yo Me he apropiado, de una manera singular, de esas manos de Mis Sacerdotes y Diáconos.

Todo es Mío, pero Yo he impreso en ellos, en todo su ser, milagrosamente, algo especial: Mi Orden Sacerdotal, para que no sean sus manos, sino Mis Manos Las que Me hagan entrar en vuestro interior.

Yo hago el Milagro de parecer pan y vino, pero no Soy ni pan ni vino.

Hago Este Milagro, para probar vuestra Fe en que Soy Yo, con mi Cuerpo, Sangre Alma y Divinidad, Quien vengo a vuestras bocas.

Y, ¿os admiráis de que haya elegido vuestra boca?

En vuestra boca se manifiesta todo vuestro ser, vuestra alma, vuestro corazón, vuestros sentimientos.

Con la boca manifestáis el llanto, con la boca manifestáis la alegría.

Con la boca llamáis, admiráis a vuestro Creador, exultantes de gozo, exclamando, ¡Hosanna, aleluya!

DejadMe abierta la boca para Mí, no penséis en cogerme vosotros en vuestras manos, sino en tomarMe en vuestra boca.

Pensad en recibirMe, como Alimento Imperecedero, como Alimento Divino, como Alimento Supersubstancial Que Yo Soy, Que lo puedo todo.

Mi Alma y Mi Cuerpo pueden conservaros la salud de vuestras almas y de vuestros cuerpos, si Les recibís dignamente, sin interponer vuestras manos.

¡No Me desobedezcáis en el momento de recibirMe, porque Yo no quiero que me cojáis con las manos!

Yo pido obediencia siempre, pido obediencia; pero a la hora de recibir a vuestro Dios, que Yo Soy, en la Infinita Unidad de Mi Padre y del Espíritu Santo, el Único Dios Vivo y Verdadero, debéis extremar, y nunca será bastante, vuestra obediente pleitesía hacia Mí.

No os contoneéis, no os dejéis llevar por el amor propio, no os dejéis llevar por el falso respeto humano, dad ejemplo a los sacerdotes de humildad y obediencia a Mí, pues Yo Soy, por Mí Mismo, la Cabeza de todos vosotros y de Los Ángeles».