«¿Creéis que yo abandono a mi Iglesia?
Yo Soy la Infinita Fidelidad.
Ya pueden hacer los hombres cuanto quieran en contra de Mí y de Mi Iglesia, QUE ES UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA, que no podrán jamás destruirla, no podrán jamás conseguir que Yo abandone Mi Puesto, jamás podrán, cambiando palabras, cambiarMe a Mí.
Todo el que venga a Mi Iglesia Santa y Católica, aunque esté traicionada por mis enemigos, no quedará defraudado.
Todo aquel que, teniendo Mi Verdadera Llamada, se disponga debidamente y quiera ser debidamente ordenado Sacerdote por Mí, aunque los Ministros Míos cambiaren algunas palabras y aún se empeñaran en ir en contra de Mí, quitando la eficacia al Sacramento por no tener la intención de ordenar como Yo ordeno, basta que haya el ordenando acudido a Mi Iglesia, a aquella SANTA Y CATÓLICA de la cual Yo jamás me aparto, para que reciba de Mí, de Mí Mismo, el Orden Sacerdotal que Mis enemigos quieren anular, trastocar, vencer, suprimir, pero no lo pueden lograr.
¿No creéis en Mi Transcendencia Infinita y Eterna, en Mi Infinito y Eterno Poder? Yo he querido someterMe a Mis Fieles Ministros, a los que usan debidamente del Poder Sacerdotal Que les he dado. Pero a los traidores, no: No podrán vencerMe en nada: Yo actúo por encima de ellos y a muy pesar de ellos.»