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Cuartas Confidencias de Jesús a sus amados Papas

1. «Hijos Míos muy queridos, Vicarios Míos, que habéis de Predicar Mi Nombre a todas las gentes.

2. Yo os envío a todos los pueblos, con Mi Madre, Señora de todos los pueblos.

3. Cuando vayáis a ellos, no ocultéis Mi Nombre, El Único Nombre Sublime, La Esencia Divina o Divinidad Única, Infinita y Eterna de Mi Padre y Mía y de Nuestro Espíritu Santo.

4. Si ocultáis Nuestro Divino Nombre, YAHVÉ, la Santísima Trinidad, Mi Padre y Yo y Nuestro Espíritu Santo, ¿cómo se convertirán a Nos?

5. Lo mismo cuando las gentes vengan a Vosotros: Mostradles Nuestro Divino Rostro, el Único Rostro Sublime, Nuestro Misterio Trinitario.

6. Para esto os he enviado, para que deis Testimonio de Nos, pues Somos El Único Dios Vivo y Verdadero, y las gentes tienen necesidad de Nos, tienen derecho a saber Cuál Es El Verdadero Dios, tienen derecho a recibir incólume vuestro Fiel Testimonio acerca de Nos para salvarse.

7. No os escudéis pensando que en todos los corazones he puesto semillas Nuestras, pues Yo os mando a que se las hagáis ver, pues mientras no estén en Nuestra Divina Gracia, esas semillas se quedan en meros dones naturales maltrechos por las mentiras, los errores y los horrores de los demonios, de la carne y del mundo.

8. Si bastaran esas semillas para salvarse, no habría Yo venido en Carne al mundo, a ellos, a todos, para salvarlos, si aceptan Nuestro Divino Nombre Que vosotros debéis predicarles sin cesar.

9. Os debe llenar vuestros corazones el Celo Divino Nuestro por manifestar Nuestra Divina Gloria y, para ello, buscar y emplear Nuestros Divinos Modos y Medios de salvar a todas las almas, para que conociendo y amando Nuestro Divino Nombre, puedan, si quieren, salvarse eternamente en Nuestra Divina Gloria, en Nuestro Eterno y Bienaventurado Cielo, librándose de la obscuridad de sus propios pecados que son causa del infierno eterno si de ellos no quieren jamás arrepentirse.

10. Si Me obedecéis a Mí, no confundiréis al mundo, creyendo éste que cualquier «tradición religiosa» puede llevar a las almas a Nuestra Divina y Eterna Gloria.

11. Si Me obedecéis a Mí, obedeceréis a Mi Padre; pero si no Me obedecéis a Mí, tampoco obedecéis a Mi Padre, y Nuestro Mutuo, Eterno y Divino Amor no está en vosotros.

12. No Me traicionéis, no os condenéis.

13. Si por ser fieles a Mí, sois perseguidos, arrestados, encarcelados y cruentamente martirizados, hasta dar vuestras vidas por Mí, alegraos, pues grande será vuestra Recompensa en Nuestro Divino y Eterno Paraíso, en Nuestra Propia, Infinita y Eterna Gloria, la Infinita Felicidad. SedNos fieles a Mí, y, por tanto, a Mi Padre y a Nuestro Espíritu Santo».