1. Obispos Míos: ¿Por qué no anunciáis Nuestro Divino Nombre siempre?
2. ¿Tenéis miedo a la muerte? ¿No Me amáis?
3. Cuando estáis en presencia de los que no creen debidamente en Mí, ¿os callaréis, o Me permitiréis a Mí y a Mi Padre y a Nuestro Espíritu Santo que hablemos por Vuestra Boca?
4. ¿Cuándo Me callé Yo ante los paganos? ¿Cuándo no les enseñé Yo a ellos y a los herejes la Verdad?
5. Yo siempre enseño a todos Nuestro Divino Misterio Trinitario Tal Cual Es.
6. ¿No haréis vosotros lo mismo, o Me defraudaréis, como perros mudos, sin defender Nuestra Divina Honra y Gloria?
7. Procurad, para ello, adoctrinar y corregir a todos, en orden a que Nos puedan glorificar en la Tierra y eternamente en el Cielo.
8. ¿A qué llamáis vosotros «ecumenismo»? ¿A respetar las falsas creencias como si eso fuera lo que tenéis que hacer?
9. Quien respeta las falsas creencias no Me respeta a Mí, ni a Mi Padre ni a Nuestro Espíritu Santo, Que Somos El Único Dios Vivo y Verdadero.
10. ¿ No tenéis vosotros NUESTRO CELO?
11. ¿A qué os dedicáis, a rebajar Nuestra Infinita Majestad, con tal de que no os odien los hombres?
12. Nuestro Celo Divino os debe consumir más y más; y, humildemente y mansamente, con Nuestro Divino Celo, con Nuestro Divino Amor, mostradNos al mundo entero, para que, de las falsedades, vengan a Nos cuantos quieran y puedan salvarse eternamente».