1. Amados Obispos Míos: Corregíos y animaos mutuamente al Martirio Espiritual, y, si llegara el caso, al cruento, por Mi Amor.
2. No ocultéis Mi Nombre por agradar a los hombres.
3. No ocultéis Mi Crucifijo, pues lo portáis en vuestro pecho y por ello se llama Pectoral.
4. AmadMe y anunciadMe con todo vuestro corazón, con toda vuestra alma, con toda vuestra mente, con todas vuestras fuerzas.
5. PredicadMe, dadMe a conocer siempre a todos, pues por todos Soy El Crucificado.
6. Todos, menos Mis Amadísimos María y José, me habéis crucificado.
7. Vosotros no Me crucifiquéis más.
8. Dad vuestras vidas por Mí. Defended Mi Honor y Mi Gloria.
9. Cuando predicáis Nuestro Divino Nombre y no os quitáis u ocultáis vuestros Pectorales, ni quitáis de ningún lugar Mis Crucifijos, sois Mis Mártires, Mis Testigos.
10. Vosotros, por ello, no herís a nadie en su sensibilidad. Y si alguien se hiere por ello, no Me hiráis vosotros ocultándoMe a Mí. No apostatéis de Mí.
11. No os convirtáis en unos malditos por ocultar Mi Rostro a los hombres.
12. No os metáis en el bolsillo MI PECTORAL, dejando sólo visible la cadena del mismo.
13. No Me ocultéis ante los hombres, pues todos han de conocerMe, servirMe, amarMe, cumplir Mis Mandamientos, para poderse salvar eternamente.
14. No les hagáis dudar de Mí.
15. MIS DÍEZ MANDAMIENTOS, QUE SON IGUALMENTE MANDAMIENTOS DE MI PADRE Y DE NUESTRO MUTUO AMOR, QUE ES NUESTRO ESPÍRITU SANTO, SON ABSOLUTOS, SON INALTERABLES, SON ETERNOS, PUES EXPRESAN NUESTRA ÚNICA, INFINITA, INMUTABLE Y ETERNA VOLUNTAD.
16. SED MIS TESTIGOS, VARONES SANTOS, MIS MÁRTIRES.