D.Divina
O.Omnibus
M.Misericordia
U. Unigéniti
S. Sacerdotis
P. Propter
A. Amorem
C. Cordis
E. Eucharístici.
Divina Omnibus Misericordia Unigéniti Sacerdotis Propter Amorem Cordis Eucharístici.
La Divina Misericordia del Unigénito Sacerdote para todos, por el Amor del Corazón Eucarístico.
La Divina Misericordia y el Corazón de Jesús no son dos devociones distintas, sino una misma y única devoción.
La Divina Misericordia para todos, es el Amor del Corazón Eucarístico de Nuestro Señor Jesucristo, es el Amor del Unigénito Salvador del mundo; así pues, no se puede contraponer una devoción y la otra diciendo que la Divina Misericordia hace olvidar la devoción al Divino Corazón de Jesús. Es todo al contrario: hablando de la Divina Misericordia, hablamos de que esa Misericordia es del Corazón Eucarístico de Nuestro Señor Jesucristo.
Por lo tanto, hay que hablar del Corazón de Jesús, de Sus Promesas, de Sus Enseñanzas a Santa Margarita María de Alaquoque, y también de la Divina Misericordia del Mismo Corazón de Jesús, que Él revela a Santa Faustina.
Él tiene siempre inagotables Misterios y quiere irlos poco a poco revelando. Ni siquiera en el Cielo acabarán de ser manifestados.
Así pues, la Divina Misericordia es ir conociendo cada vez más lo profundo, lo ancho, lo alto, lo largo del Amor de Nuestro Señor Jesucristo, que, por ser infinito, tiene siempre Misterios insondables, también infinitos en número e infinitos en grandeza, uno de cuyos Misterios es Su propia Divina Misericordia. Amén.
Santa Margarita María Alacoque nos entregó este Acto de Consagración al Sagrado Corazón de Jesús:
“Oh Sagrado Corazón de Jesús, a Ti consagro y ofrezco mi persona y mi vida, mis acciones, pruebas y sufrimientos, para que de ahora en adelante todo mi ser sólo se emplee en amarte, honrarte y glorificarte».
15.00 h: HORA DE LA DIVINA MISERICORDIA
En el número 1572 del Diario de Santa Faustina, Jesús nos dice lo siguiente:
«Te recuerdo, hija Mía, que cuántas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi Misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma. En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia.
Hija Mía, en esa hora procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan los deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que está lleno de Misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante. Exijo el culto a Mi Misericordia de cada criatura, pero primero de ti, ya que a ti te he dado a conocer este misterio de un modo más profundo».