1. El infierno existe porque existen egoísmos conscientes y voluntarios, y esos mismos egoísmos impiden toda clase de bienes, pues cada egoísta espíritu, sea angélico o humano, se hace la vida imposible a sí mismo y a los demás, en un griterío perpetuo.
2. En el Cielo no pueden estar, pues en el Cielo no hay egoísmo alguno, sino que en el Cielo es todo generosidad para con la Infinita Generosidad Que Es Dios.
3. Las almas de las personas humanas y las mismas personas humanas son inmortales, siguen existiendo por toda la eternidad, tras la muerte del cuerpo. No pueden ser adormiladas, ni anestesiadas, ni despersonalizadas, ni convertidas en otras cosas o en otros seres, no pueden ser destruidas, no pueden volver a otros cuerpos o a cuerpos de animales, son espirituales, inteligentes y libres, no volverán jamás a la nada, no serán jamás aniquiladas: Lo que hayan decidido ser, eso serán por toda la eternidad, es decir, generosas con el Verdadero Dios o egoístas para con el Único Dios Vivo y Verdadero, Que Es El Que Es Padre e Hijo Único y Eterno Jesucristo y Espíritu Santo.
4. Tras dejar el cuerpo muerto por un tiempo hasta el día de la resurrección del mismo en el fin del mundo presente, si estas personas humanas no han dejado de ser egoístas de ninguna manera, se encuentran con las personas que tampoco quisieron dejar de ser egoístas, es decir, con los demonios, que son personas angélicas egoístas (ángeles caídos), y con almas humanas cuyas personas son egoístas. Se encuentran con espíritus malignos para siempre.
5. Ese lugar se llama infierno, que es un lugar que aloja a estos seres egoístas, con toda clase de egoísmos, es decir, con toda clase de pecados mortales, pues todo pecado mortal es una especie distinta de egoísmo mortal, que provoca toda clase de males:
FUEGO inextinguible, están siempre echando chispas, ardiendo en sus mortales egoísmos con los que se dañan a sí mismos y a los demás.
ESPANTO continuo, pues huyen de sí mismo, de su propia fealdad y de la fealdad de los demás sin conseguirlo.
RECHINAR DE DIENTES, o sea, desesperación, pues no logran jamás ser felices por el camino del egoísmo mortal que genera toda clase de pecados, derrumbamientos, enloquecimientos, enfermedades, torturas.
ALARIDOS, LLANTOS SIN CONSUELO ALGUNO, pues no aman, no se aman a sí mismos ni a los demás, queriendo aniquilar su propia vida que es inmortal sin conseguirlo, y pagando su inmenso malestar con todos los demás haciéndoles daño.
INESTABILIDAD CONTINUA PARA SIEMPRE, ardiendo en fuego que no se apaga, como pavesas, pues la naturaleza entera, que sigue el designio divino, rechaza, aún sin saberlo, todo egoísmo, pues el egoísmo no es la ley de la naturaleza, y las paredes del infierno rechazan y vomitan llamas de fuego contra todo egoísmo infernal. Aparecen espíritus rebeldes con formas horribles y horripilantes, pues todo egoísmo es horrible y horripilante.
REMORDIMIENTO ETERNO DE CONCIENCIA, pero sin arrepentimiento, sin dolor de corazón por haber ofendido infinitamente a Dios, Que Es Infinito y Eterno y Trinitario Amor, sin querer jamás ser generosos con Dios, sino recalcitrantes en sus propios y múltiples y horribles y asquerosos y repugnantes y fetidísimos egoísmos de muerte.
6. El egoísmo produce toda clase de males. El egoísmo es no tener en cuenta a Nuestro Señor Jesucristo, no creer en Él, no fiarse de Él, no seguir Sus Indicaciones, no seguir Sus continuas Inspiraciones, no buscarLe con sincero corazón, no darLo a conocer a los demás, no confiar en Él, no amarLe con todo el ser, no seguirLe, no obedecerLe, no creer que Es Un Solo Dios y El Único Dios con Su Eterno Padre y el Espíritu Santo.
7. Por eso en el infierno hay toda clase de males, pues todos los que están allí son egoístas, no quieren cuentas con la Verdad, Que Es Cristo. No quieren estar con Cristo, Que Es La Vida Divina y Eterna, ni quieren jamás arrepentirse de sus propios pecados, que son toda clase de egoísmos.
8. Allí nadie quiere dejar de ser egoísta. Son contumaces, duros, rebeldes, pecaminosos, afeados, monstruosos, porque se quieren a sí mismos egoístas soberbios, egoístas avariciosos, egoístas iracundos, egoístas envidiosos, egoístas perezosos, egoístas lujuriosos, egoístas glotones. Pero como todo lo que desean es en un amor propio de sí mismos desordenado, sin poner sólo en Dios todas sus aspiraciones, son continuos torturadores de sí mismos y de los demás, porque se enredan en sí mismos y no quieren entregarse al Amor de Dios.
9. Por eso todos se hacen la guerra con toda clase de males. «Es el conjunto de todos los males sin mezcla de bien alguno».
10. Por eso las penas que sus propios egoísmos les infligen son para siempre, pues para toda la eternidad han querido ser así, malvados, maléficos, malignos, odiadores de sí mismos y de todos y de todo.
11. Cayeron al morir en el lugar de los egoísmos, pues el lugar de los perpetuos y mortales egoístas no puede estar mezclado con el resto de la creación. Es un lugar cerrado, lóbrego, obscuro, lleno de todas las numerosas inclemencias que produce el mortal egoísmo causador de todos los pecados, los cuales, a su vez, provocan toda clase de males.
12. Cayeron en el egoísmo mortal. Egoísmo mortal es una adoración de sí mismo, rechazando al Único Dios Vivo y Verdadero, JESUCRISTO, El Hijo Único y Eterno del Padre, Un Solo Dios con Su Mismo Eterno Padre y el Espíritu Santo.
13. No tuvieron nada de bueno al morir. De nada les sirvieron sus aparentes buenas obras, pues eran hechas por egoísmo, no por el Amor del Verdadero Dios. De nada les sirvieron sus buenas palabras, pues estaban dichas por egoísmo, no por Amor del Verdadero Dios. De nada les sirvieron sus deseos de prosperidad, pues eran por egoísmo y no por Amor del Verdadero Dios. De nada les sirvieron sus esfuerzos y trabajos, pues eran por egoísmo y no por Amor del Verdadero DIOS.
14. Porque lo bueno es estar junto al Verdadero y Único Dios. Ellos ni quisieron estar junto a Dios, sino junto a sí mismos. No quisieron que el Verdadero Dios les visitare, sino los dioses egoístas, que no son dios, los espíritus malignos de los espacios, los criterios egoístas del mundo.
15. Ellos no quisieron estar junto al Verdadero Dios, Que Es Padre e Hijo Jesucristo y Espíritu Santo. No quisieron buscarLe. No se preocuparon de AMARLE, de servirLe, de obedecerLe. Se hicieron daño a sí mismos, portándose egoístamente con el Único Dios Vivo y Verdadero, TRINIDAD SANTÍSIMA.
16. No quisieron aceptar al Único Dios de ninguna manera. No quisieron caminar hacia Él. No quisieron esforzarse en buscar Su Rostro. No quisieron ser generosos sino egoístas con el Mismo y Único Autor de sus vidas.
17. Prefirieron su egoísmo y no quisieron al Eterno e Infinito Amor Que Es El Que Es El Padre Infinitamente Amantísimo y Amadísimo de Su Único Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo, y El Eterno Jesucristo, Hijo Amantísimo y Amadísimo de Su Mismo Eterno Padre y del Espíritu Santo, y el Eterno Amor Mutuo del Eterno Padre y del Eterno Hijo Único Jesucristo, Amor Mutuo Que Es El Que Es El Mismo Espíritu Santo, Amantísimo y Amadísimo del Mismo y Eterno Padre y del Mismo Eterno y Único Hijo Jesucristo, Siendo Los Tres Un Solo y Eterno Amor Infinito, Un Solo y Eterno Dios Vivo y Verdadero, la Infinita y Eterna Generosidad, la Única Divinidad Viva y Verdadera.
18. En cambio, los que al morir el cuerpo de ellos, se encontraron sin la menor mancha de egoísmo, y, por tanto, amando con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente, con todas las fuerzas, AL ÚNICO VERDADERO DIOS, TRINIDAD BEATÍSIMA, ÉSTOS TALES VEN INMEDIATAMENTE CARA a CARA al AMOR INFINITO, A LA INFINITA GENEROSIDAD, A LA INFINITA Y ETERNA ENTREGA AMOROSA MUTUA DE LAS TRES DIVINAS PERSONAS QUE SON UN SOLO E INFINITO Y ETERNO AMOR, EN EL CUAL NO HAY EGOÍSMO ALGUNO.
19. No obstante, si al morir los cuerpos de las personas humanas, quedase alguna mancha de egoísmo en ellas mismas, -no egoísmo total, no grave, no mortal-, sin quedar por lo tanto totalmente obscurecidas las personas, sino en parte, entonces, estas personas fallecidas ya no aman sus propias manchas egoístas, no aman ya de ninguna manera sus propios leves egoísmos, sino que ven el daño que les produce sus propias leves faltas o reliquias de pecados mortales ya perdonados, pero por los cuales no hicieron la suficiente PENITENCIA; ven que no les queda otro remedio que aceptar ser limpiados por la INFINITA GENEROSIDAD QUE ES DIOS, TRINIDAD BEATÍSIMA, EL CUAL, por pura Gracia y Misericordia, aplicándoles Sus Infinitos Méritos del Eterno Hijo Jesucristo, y los de la Santísima Virgen María y San José, y los méritos de todos Sus Santos Ángeles y Bienaventuradas Almas del Cielo y Justas Almas de la Tierra, HACE que estas personas, con sus propias almas, vayan siendo purificadas, abiertas a ÉL MISMO, QUE ES UNO EN ESENCIA Y TRINO EN PERSONAS, LA INFINITA GENEROSIDAD, EL INFINITO Y ETERNO AMOR, -pues los falsos dioses son egoístas, son demonios-, A FIN DE QUE PUEDAN VERLE A ÉL, A YAHVÉH, TAL CUAL ES, cara a cara, en el Cielo, tras su PLENA PURIFICACIÓN en el PURGATORIO.