Compartir

Es un pecado II

1. Es un pecado No querer ver a Nuestro Señor Jesucristo Que ama a cada Alma.

2. Es un pecado No querer hablar con Nuestro Señor Jesucristo, no querer hablar de esta Divina Fraternidad con Cristo a todo ser humano.

3. Es un pecado No querer anunciar a Cristo, Dios y Hermano Nuestro.

4. Es un pecado No creer en la Divina Revelación que Cristo nos otorga acerca de Sí Mismo y de Su Eterno Padre y de Su Mutuo Amor, Que Es El Espíritu Santo.

5. Es un pecado Igualar a Cristo con nosotros.

6. Es un pecado No creer que Cristo Nuestro Señor Es Infinita y Eternamente Superior y Distinto de nosotros.

7. Es un pecado No hablar de que Cristo Es El Único DIOS Vivo y Verdadero en la Infinita Unidad de Su Único y Eterno Padre y del Espíritu Santo.

8. Es un pecado Callar acerca de las Infinitas y Eternas Grandezas de Cristo Nuestro Señor.

9. Es un pecado No creer en la Divina Encarnación de Cristo.

10. Es un pecado No hablar de esta Divina Encarnación a todo ser humano.

11. Es un pecado No querer anunciar a Cristo, Dios y Hombre Verdadero.

12. Es un pecado No creer en la Divina Revelación que Cristo continuamente quiere darnos a conocer acerca de Sí Mismo y de Su Eterno Padre y de Su Mutuo Amor, Que Es El Espíritu Santo.

13. Es un pecado no creer en la Infinita Santidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo desde el primer momento de Su Encarnación.

14. Es un pecado No creer que Cristo Nuestro Señor Es Única y Exclusivamente Persona Divina y Eterna, sin principio ni fin.

15. Es un pecado No creer que Cristo Es tan Esencial a Su Padre Único y Eterno como Su Mismo y Eterno Padre Es Esencial a Cristo, pues Cristo Es El Pensamiento o Concepto Infinitamente Consciente e Infinitamente Inteligente Que El Mismo y Eterno Padre Tiene de Sí Mismo.

16. Es un pecado No creer que el Espíritu Santo Es tan Esencial al Padre Único y Eterno del Hijo, Jesucristo, como al Mismo Jesucristo, Hijo Único del Padre, pues El Espíritu Santo Es El Infinito y Eterno Amor Mutuo del Padre y del Hijo.

17. Es un pecado No creer que el Padre y el Hijo Único, Jesucristo, Son Esenciales al Espíritu Santo, pues el Espíritu Santo, Amor Mutuo y Eterno del Mismo Padre y del Mismo Hijo Jesucristo, procede del Padre y del Hijo como de Único y Eterno Principio, como de Única y Eterna Fuente, sin principio ni fin.

NOTA:

A JESÚS, NUESTRO SEÑOR, EN ESTE, COMO EN OTROS ESCRITOS, LE LLAMAMOS CRISTO O JESUCRISTO:

CRISTO o NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO ES EL VERBO DEL PADRE, LA SABIDURÍA ETERNA DEL PADRE, EL ETERNO RESPLANDOR DEL PADRE, IGUAL AL PADRE.

CRISTO o NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO ES EL INFINITO Y ETERNO CONOCIMIENTO QUE EL PADRE TIENE DE SÍ MISMO,

CRISTO o NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO ES EL INFINITO Y ETERNO CONCEPTO QUE EL PADRE TIENE, ENGENDRA O CONCIBE DE SÍ MISMO DESDE TODA LA ETERNIDAD.

CRISTO NUESTRO SEÑOR
QUISO HACERSE Y LLAMARSE

«HIJO DEL HOMBRE»,

SIN PODERSE CONTAMINAR DEL HOMBRE
Y SANTIFICANDO A TODO HOMBRE
QUE QUIERA DEJARSE HACER POR ÉL,

QUE ES EL QUE ES EL ÚNICO DIOS
VIVO Y VERDADERO,
EN LA INFINITA UNIDAD
DE SU PADRE Y DEL ESPÍRITU SANTO,
DESDE TODA LA ETERNIDAD
Y PARA TODA LA ETERNIDAD, ETERNO PRESENTE
SIN PRINCIPIO NI FIN.


TEME AL HIJO DEL HOMBRE

1. No temas al hombre, sino al Hijo del Hombre.

2. No prestes oído al hombre, sino al Hijo del Hombre, y ayudarás al hombre.

3. No mires al hombre, sino al Hijo del Hombre, y le harás bien al hombre.

4. No atiendas al hombre, sino al Hijo del Hombre, y convertirás al hombre.

5. No alimentes al hombre, sino al Hijo del Hombre, y alimentarás santamente al hombre.

6. No agrades al hombre, sino al Hijo del Hombre, y rectificarás al hombre.

7. No sacies al hombre, sino al Hijo del Hombre, y beneficiarás al hombre.

8. No confíes en el hombre, sino en el Hijo del Hombre, y facilitarás la Eterna Salvación al hombre.

9. No busques al hombre, sino al Hijo del Hombre, y ayudarás al hombre.

10. No obedezcas al hombre, sino al Hijo del Hombre, y purificarás al hombre.

11. No sonrías al hombre, sino al Hijo del Hombre, y felicitarás al hombre.

12. No hables del hombre, sino del Hijo del Hombre, y aplacarás al hombre.

13. No alabes al hombre, sino al Hijo del Hombre, y pacificarás al hombre.

14. No converses con el hombre, sino con el Hijo del Hombre, y consolarás al hombre.

15. No dialogues con el hombre, sino con el Hijo del Hombre, y convencerás al hombre.

16. No te confíes al hombre, sino al Hijo del hombre, y harás descansar al hombre.

17. No te entregues al hombre, sino al Hijo del Hombre, y mantendrás humilde al hombre.

NOTA:

EL HIJO DEL HOMBRE ES NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO,

QUE SE QUISO HACER DESCENDENCIA
DE ADÁN Y EVA,
HIJO DEL HOMBRE,
HIJO DE LA HUMANIDAD,

DEPOSITÁNDOSE, COMO GERMEN DIVINO,

-GERMEN SUYO PROPIO,

GERMEN DE YAHVÉ, QUE ES EL QUE ES
EL MISMO JESUCRISTO EN LA UNIDAD DE SU PADRE Y DEL
ESPÍRITU SANTO-,

DEPOSITÁNDOSE ÉL MISMO
EN LOS LOMOS DE ADÁN Y EVA,

SEMILLA, GERMEN INFINITAMENTE SANTO,
INFINITAMENTE SANTIFICADOR,

QUE FUE, POR SU PROPIA VIRTUD,
PASANDO POR LAS GENERACIONES
QUE QUISO LIBRE Y GRATUITAMENTE,

HASTA BROTAR, PRODIGIOSA, SANTÍSIMA
Y MILAGROSAMENTE, DE JOAQUÍN Y DE ANA,

GERMEN QUE ES EL CUERPO
DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN,

BROTANDO DE ELLA MISMA,
DE LA MISMA INMACULADA CONCEPCIÓN,
PARA SIEMPRE,
EL QUE ES
EL HIJO ÚNICO Y ETERNO DEL PADRE,
LLENO DE GRACIA Y DE VERDAD:

HIJO DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN,
QUE ES LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA.

COMO HIJO DE ADÁN, HIJO DEL HOMBRE,
SIN CONTAMINARSE DE ADÁN NI DE EVA,

SINO SANTIFICANDO
A QUIENES LE RECIBEN
CON FÉ DIVINA Y CATÓLICA
Y CONTRICIÓN VERDADERA.