Lo más grande que tiene un Papa es la humildad, tan profunda como grande es el Papado.
Por eso un Papa, lo más grande que tiene es que, cuando no habla como Papa, sino como Doctor particular, está siempre dispuesto a recibir corrección, no sólo por parte del Colegio Cardenalício, no sólo de parte de los Arzobispos y Obispos, no solamente de parte de los Presbíteros y Diáconos, sino, incluso, de todo el Pueblo de Dios y de cada uno de Sus Miembros; porque para poder manifestar a Cristo, se niega a sí mismo en todo, y, permitiéndolo el Señor, como Doctor particular, equivocándose muchas veces en palabras y en obras, tiene la ocasión de mostrar al mundo cómo debe ser cada alma: Profundidísima en la humildad para recibir consejos del Altísimo y correcciones continuas por parte del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, pues, bien sabe el Papa que Dios Es La Infinita Santidad, y que «ni los cielos son limpios en la Presencia del Señor».