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II P.A.S.C.E. (Consagrados, Clérigos Minoristas y Claustrales)

Padres Angélicos, Siervos de Cristo Eucaristía

«Mis almas, varones clérigos, que aún no habéis recibido el Orden Sacerdotal, pero que habéis recibido, por Santa Devoción, a través de algún Obispo benévolo, la Tonsura, el Hábito Talar y las Cuatro Órdenes Menores.

Sois Clérigos, consagrados a Mí y a Mi Padre y a Nuestro Espíritu Santo, y algunos sois, además, frailes o, incluso, monjes de Clausura:

Estimad sobremanera estos Sacramentales que tanto Nos agradan a Mi Padre y a Mí y a Nuestro Espíritu Santo. A saber:

1. La Tonsura o Sagrada Coronilla, más o menos amplia, y la Orden Menor del Ostiariado, para cuidar santamente las puertas y demás lugares y utensilios de Nuestros Católicos Templos y de su debido decoro, no permitiendo jamás ni la más mínima profanación de Nuestros Lugares Sagrados, ni contagio del mundo ni de sus abusivas imposiciones carentes de la Verdadera Fé en Mí, Que Soy el Sapientísimo Sanador, el Santísimo Santificador, Sacrificio y Sacramento Salvador.

2. Por la Orden Menor del Lectorado recibís de Nos, amados Clérigos Nuestros, un Poder Divino para efectuar lecturas con la debida devoción, en beneficio de Nuestros Fieles.

3. Por la Orden Menor del Acolitado concedemos a vosotros, Nuestros muy Amados Clérigos, siempre portadores, en todo lugar, del Sagrado Hábito Talar, el Sagrado Poder de ayudar a Nuestros Presbíteros, de manera aún más admirable y edificante, en la Celebración de Nuestros Divinos Misterios.

4. Por la Orden Menor del Exorcistado otorgamos a vosotros, Nuestros muy queridos Clérigos, el Poder Sagrado para expulsar a los demonios.

Con estos Sacramentales, recibidos con entera libertad y santa y católica Devoción, recibís de Nos multitud de Gracias Especiales, con gran y benéfica repercusión santa en toda alma que tenga buena voluntad.

Alegraos de recibir de Nos esta Consagración, como Clérigos Nuestros, preparados, cada vez mejor, (si así lo determinamos e inspiramos a ese concreto Obispo benévolo para con vosotros, que tanto debe él arder y vosotros en Nuestro Divino Amor hacia esos mismos Sacramentales que habéis recibido), para recibir de Nos, la Orden Mayor del Subdiaconado, que, siendo otro nuevo Sacramental y no Sacramento, Mi Padre y Yo y Nuestro Espíritu Santo Lo inspiramos a Nuestra Iglesia Santa y Católica, a fin de prepararos a servirNos aún mucho más santamente, tendidos en el suelo en Nuestra Divina Presencia, para perpetuar eternamente Vuestro VOTO de Perfecta Pureza y Castidad Perfecta y el REZO de Nuestras HORAS CANÓNICAS, cada día, bajo Grave y Gozosa Obligación, como Perfecto Culto a Nos y Eterna Salvación de las almas.

Os digo como a Mis Ordenados con el Sacramento del Orden:

Estos dos fines, Nuestro Divino Culto, a Nuestra Mayor Honra y Gloria, Que Es enteramente Sobrenatural, y la participación de Nuestra Vida Divina mediante la verdadera y católica Recitación de Nuestro Oficio Divino, en favor de la Eterna Salvación de las almas. Esta Recitación del Oficio Divino, como parte del primordial fin de todos y de todo que es Nuestra Divina Gloria, Alabanza y Honor, y que, a partir del Subdiaconado es Dulcemente Obligatorio cada día, bajo pecado mortal; y el fin de la Eterna Salvación de las almas, han de estar siempre santamente presentes en vosotros».