Sanctíssimæ Oblationis Levitæ: Seminaristas de la Santísima Oblación
«Mis almas, varones que experimentáis Mi Llamamiento a ser consagrados Clérigos de Mi Padre y Míos y de Nuestro Espíritu Santo, y, para ello, Nos pedís humildemente entrar en el «Seminarium Ecclesiæ», en el «Seminario de la Iglesia», en el Seminario de Mi Divino e Inmutable Corazón.
Me dirijo a vosotros para que os alimentéis de Mí, Que Soy el Divino Sol de Justicia, Que llevo Mi Divina y Eterna Fuerza en Mis Divinas Alas, es decir, en Mi Divino Cuerpo y en Mi Divina Alma:
Sed seminaristas de Mi Seminario, de Mi Semillero, de Mi Propia, Una y Única Ofrenda Sacrificial, de Mi Una y Única Oblación Que Yo hago presente en Mis Altares por medio del Ministerio de Mis Sacerdotes.
Sentís el llamamiento a dedicaros exclusivamente a Mí, a Mi Ofrenda, a Mi Sacrificio, a Mi Oblación Infinita, Única, Eterna, por la Cual Yo os redimo y os salvo, si La vivís siempre, en todo momento, con todo vuestro ser, siendo Conmigo Una Sola Ofrenda, Un Solo Sacrificio infinitamente agradable a Mi Padre, en el Espíritu Santo.
Sed vosotros, con particular intensidad, «Casas de la Oblación Pura» Que Yo Soy, «en el Espíritu Santo».
Si vivís en todo momento recogidos en Ésta, Mi Única Ofrenda, Sacrificio, Oblación Enviada por Mi Padre y por Nuestro Espíritu Santo a vosotros -Que por esto se llama SANCTA «MISSA», (Santa «Misa»), que significa ENVIADA-, os preparáis debidamente a recibir de Mi Padre y de Mí y de Nuestro Mutuo y Eterno Amor, Que Es Nuestro Espíritu Santo, el Sacramento del Orden Sacerdotal».