Escribe:
1. La Iglesia de Dios, Trinidad Beatísima, nunca invita a los pueblos a que invoquen a sus dioses, pidiendo la Paz; pues los dioses de los que no aceptan u odian a Cristo o a Su Entera Doctrina, sin aceptarLa en su integridad y Tal Cual Es, Infinitamente Santa e Inagotable y Eterna, son demonios.
2. Quienes invitaren a ello o simplemente lo consintieran como algo no malo o indiferente o incluso bueno, pecan materialmente al menos, a no ser que lo hicieran a ciencia y conciencia, es decir, sabiendo que es pecado y consintiéndolo.
Entonces, en este caso, si pecaran dándose cuenta y queriendo, el pecado ya no sería meramente material, sino formal, es decir, habría verdadera culpa.
3. No juzguemos el interior de nadie; pero ésta, la Doctrina que acabamos de exponer en el número 1 y 2, es Doctrina de Nuestro Señor Jesucristo.
4. Sólo Dios es el Juez y también es Dios Quien Tiene El Derecho de Juzgar, no sólo el EXTERIOR DE LAS ALMAS, SINO el INTERIOR de las conciencias de las mismas, a través del Ministerio del Orden Sacerdotal, en el Sagrado Tribunal Misericordioso y Absolutamente Secreto del Sacramento de la Penitencia o Confesión o Reconciliación.