Dice Nuestro Señor Jesucristo, Que Es la Infinita Humildad, la Infinita Santidad:
«Hijos Míos: Yo Soy más que la teología.
Hijos Míos: Yo Soy más que todo Derecho Canónico.
Hijos Míos: Yo Soy más que todos vosotros.
Hijos Míos: Yo Soy más que las fórmulas de las ordenaciones y consagraciones sacerdotales».
Jesús Mío, enséñanos a vivirTe a Ti, Que Eres más que todo.
Jesús nos sigue diciendo:
«Yo Soy El Que Me manifiesto en Mis Propias Palabras, Que Son Inalterables.
Mis Palabras Son Eternas.
Mis Palabras Son, sin principio ni fin, Manifestación de Mí Mismo, Que Soy El Que Soy la Eterna Palabra del Padre, Igual al Padre.
Yo Soy El Que habla las Palabras Consecratorias en Mi Santa Misa, y esas Palabras Mías Son Inalterables.
Las palabras que Mis Obispos dicen para ordenar obispos y sacerdotes y diáconos son palabras que van siendo inspiradas por Mí y por Mi Padre y por Nuestro Espíritu Santo, pero no están estereotipadas, y han de ser interpretadas siempre a lo divino; y, cuando alguna expresión de esas fórmulas no fuesen más claras manifestaciones de un sentir máximamente divino acerca de lo que es Nuestro Sacramento del Orden Sacerdotal, tenéis obligación de darles a esas mismas palabras y expresiones el Sentido que realmente ha de escucharse en ellas: el Sentido Mío Mismo Que trasciende siempre todos vuestros sentidos, por muy altos y sobrenaturalizados que éstos fuesen.
Yo Soy infinitamente más que todo lo que vosotros conocéis de Mí.
Yo Soy Un Solo Corazón con Mi Iglesia, infinitamente más, de lo que vosotros pensáis o podéis pensar.
Yo Soy infinitamente más que los Papas.
Yo Soy infinitamente más que los Obispos.
Yo Soy infinitamente más que los Presbíteros.
Yo Soy infinitamente más que los Diáconos.
Yo Soy infinitamente más que todo Mi Pueblo.
Yo Soy infinitamente más que todas Mis Ovejas y que todos Mis Corderos.
Yo Soy infinitamente más que todo lo Creado, en la Unidad Infinita de Mi Padre y del Espíritu Santo.
No Me aparto, no: Jamás Me aparto Yo de Mi iglesia Santa y Católica, de Mi Única Iglesia.
Aunque a Mi Única y Católica Iglesia le quieran poner caretas que no manifiestan Mi Rostro, Mi Iglesia tiene siempre Mi Rostro, tiene siempre Mi Cabeza por Única Cabeza de Ella Misma.
No os levantéis, pues, ¡oh teólogos, oh canonistas!, con las llaves del saber que vosotros sabéis, sino que pongáis vuestras llaves postradas en adoración, diciendo que Yo Soy más, infinitamente más que esas llaves vuestras con las que abrís vuestras bocas para enseñar a los hombres.
Que Mi Corazón No llegue a deciros jamás estas palabras que dirijo a los hipócritas escribas y fariseos:
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os alzáis con la llave de la ciencia y no entráis vosotros en el Reino de los Cielos ni dejáis entrar a los que quieren!» (San Lucas 11, 52).