Compartir

La Verdadera Divinidad

HORA SANTA CON JESÚS SACRAMENTADO

Mis almas:

Desde el primer instante de Mi Propia Encarnación, TODA MI PROPIA SACRATÍSIMA HUMANIDAD ESTÁ INFINITAMENTE DIVINIZADA, TRANSFORMADA POR MÍ Y POR MI PADRE Y POR NUESTRO ESPÍRITU SANTO.

TODA MI ADORABILÍSIMA HUMANIDAD TIENE TODA LA MISMA INFINITA PLENITUD DE MI PROPIA DIVINIDAD, NO PARTICIPADA, SINO TAL Y COMO YO LA POSEO EN MÍ MISMO, IGUAL QUE MI PADRE Y NUESTRO ESPÍRITU SANTO LA POSEEN EN SÍ MISMOS.

A MI SACRATÍSIMA HUMANIDAD, ES DECIR, A MI CUERPO Y A MI ALMA, LE ES PROPIA SUYA MI PROPIA DIVINIDAD TODA, LE PERTENECE POR ENTERO, COMO ME PERTENECE A MÍ Y A MI PADRE Y A NUESTRO ESPÍRITU SANTO.

Mi Propia Sacratísima Humanidad, es decir, Mi Propio Cuerpo y Mi Propia Alma, está Infinitamente unida a Mí, desde el primer instante de Mi Propia Encarnación, y es tan de Mi Propia Divina y Eterna y Unigénita Persona como Mi Propia y Eterna Divinidad o Esencia Divina, Que Es La Misma Esencia Divina o Divinidad de Mi Padre y de Nuestro Mutuo y Eterno Amor Infinito, Que Es Nuestro Espíritu Santo.

Yo Me Poseo Mi Propio Cuerpo y Mi Propia Alma con la Misma Posesión con que Yo Poseo Mi Propio Ser Divino, aunque Mi Propio Ser Divino o Esencia Divina Es Propia e Ineludible Esencia de Mi Propia Persona, Que Es Única y Exclusivamente Divina, y Mi Esencia Humana, en cambio, aunque Me La Poseo con la Misma e Infinita Intensidad, no forma por Ella Misma el ser Esencia de Mi Propia Persona Que Es Única y Exclusivamente Divina, -como Mi Padre y Nuestro Espíritu Santo-, sino por el Divino Misterio de Mi Libérrima y Gratuita Encarnación.

Mi Sacratísima y Adorabilísima Humanidad no tiene más Sujeto Personal que Yo Mismo.

Mi Propia Humanidad Adorabilísima Es Infinitamente Santa, pues YO SOY Su Propia y Única Persona, y YO SOY INFINITAMENTE SANTO, exactamente Igual que Mi Padre y Nuestro Espíritu Santo.

Mi Padre y Yo y Nuestro Espíritu Santo Somos Un Solo y Único Dios Vivo y Verdadero, Somos la Infinita y Eterna Santidad.

Yo iba mostrando poco a poco en la Tierra Mi Infinita Santidad, Mi Infinita Sabiduría, Mi Infinita Grandeza.

Por eso os digo que iba creciendo.

Pero un crecimiento a la vista vuestra, pues Yo lo tengo todo en Mí.

Durante Mi Estancia en la Tierra, Yo hacía el continuo Milagro de ocultar Mi Infinita Grandeza a la vista de Mis criaturas; y, así como realizaba continuamente el Milagro de ocultar Mis Infinitas Prerrogativas Divinas en los repliegues de Mi Propia Sacratísima y Adorabilísima Humanidad, así hacía el continuo Milagro de sufrir sin límites a causa de vuestros pecados, cargando por Amor Infinito y Eterno hacia vosotros, sobre Mi Cuerpo y Alma, todos los eternos y temporales castigos merecidos por vuestras culpas, para desagraviar Infinitamente Nuestra Propia Divina y Trinitaria Majestad, manifestaros Nuestro Divino y Eterno Amor gratuito hacia vosotros y daros así, por Mis Infinitos Méritos de Redentor y Salvador, vuestra Eterna Salvación, si guardáis Nuestros Divinos Mandamientos, ya que os damos, de este modo, libre y gratuitamente, todas las gracias necesarias para ello.