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Los dioses de los gentiles

«TODOS LOS DIOSES DE LOS GENTILES SON DEMONIOS» (Salmo 96:5)

«No os juntéis en yugo desigual con los infieles; porque ¿qué tiene que ver la justicia con la iniquidad? ¿Y qué compañía puede haber entre la luz y las tinieblas? ¿O qué concordia entre Cristo y Belial? ¿O qué parte tiene el fiel con el infiel?

«¿O qué consonancia entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois templo de Dios vivo según aquello que dice Dios: Habitaré dentro de ellos, y en medio de ellos andaré y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.

«Por lo cual salid vosotros de entre tales gentes y separaos de ellas, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo».

(2a. Cor. 6, 14-17).

– «Las cosas que sacrifican los gentiles, las sacrifican a los demonios y no a Dios. Y no quiero que tengáis ninguna sociedad con los demonios; no podéis beber el Cáliz del Señor y el cáliz de los demonios. No podéis tener parte en la mesa del Señor y en la mesa de los demonios».

(I Cor. 10, 20 y 21).

– Ninguno va al Padre sino por medio de Cristo (Jo. 14,6) y no hay ningún otro Nombre bajo el Cielo en el cual el hombre pueda salvarse (Act. 4, 12). Él (Cristo) es la Luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo (Jo. 1, 9) y quien no lo sigue camina en las tinieblas (Jo. 8,12). Quien no está con Él está contra Él (Mt. 13,30); y quien no lo honra ultraja también al Padre que lo ha enviado (Jo. 5.23). A Él el Padre le ha entregado el juicio de los hombres (Jo. 5,22); quien no cree ya ha sido juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo Unigénito de Dios (Jo. 3,18). En Él y en el Padre que lo ha enviado (Jo. 17,3).

– «Todos los dioses de los gentiles son demonios» (Salmo 96:5).

– Dios le indicó a Moisés: «destruye sus altares, rompe sus estatuas y arrasa los bosques (consagrados a sus ídolos). No quieras adorar ningún dios extranjero. El Señor tiene por nombre Celoso. Dios quiere ser amado Él solo» (Ex. XXXIV, 13-14).

– «Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina (la católica íntegra), no le recibáis en casa, ni le saludéis». (Nota: La orden es no para faltar a la caridad sino en virtud de la prudencia). (2 Juan 1:10).

1. Todos los seres somos creados por Dios.

2. Todos somos creaturas de Dios.

3. Los seres humanos somos creados por Dios para conocerLe y AMARLE, servirLe, adorarLe, poseerLe, obedecerLe, vivirLe.

4. Lucifer con sus ángeles no quiso conocerLe, ni amarLe, ni servirLe, ni adorarLe, ni poseerLe, ni obedecerLe, ni vivirLe.

5. Los rebeldes ángeles no quisieron la Infinita Bondad, no quisieron al Padre, no quisieron a Nuestro Señor Jesucristo, Hijo Único del Padre, no quisieron al Amor Infinito y Eterno del Padre y del Hijo, Amor Mutuo de Ambos, Que Es El Espíritu Santo.

6. Los ángeles rebeldes se quisieron a sí mismos por sí mismos con olvido total de Dios, e intentando ser cada uno el único dios de sí mismo, lo cual es imposible.

7. Por todo ello están en una existencia de mentira, engaño, odio, desesperación, envidia, maldad, ausencia del Bien Sumo y Eterno Que Es Dios, y carencia de todo bien.

8. Solamente quieren dañar todo con eterna desesperación, sin querer ningún bien.

9. Tratan de aparecer como seres benéficos para engañar, dañar, matar, si pudieran, toda la creación, por su odio a Dios.

10. Pero no pueden conseguirlo del ser humano si éste no les da cabida.

11. Si, como Adán y Eva, dialogamos con los demonios, que son ángeles rebeldes, ángeles caídos, también nosotros caemos, o sea, caemos en el pecado.

12. No podemos ser hermanos de todos los seres humanos, pues no todos están siendo fieles al Único Dios Vivo y Verdadero.

13. La pretendida hermandad universal de todos los seres inteligentes y libres, es decir, de todos los seres humanos y de todos los ángeles rebeldes, es imposible.

14. La hermandad simplemente natural, como criaturas de Dios, es imposible para los seres inteligentes y libres, pues no todos quieren la Hermandad verdadera, humilde, mansa y obediente a Nuestro Señor Jesucristo, ya que estamos creados para conocer y amar a Dios, no a los falsos dioses de los que no creen en la Infinita y Eterna Unidad y Divinidad del Único Dios Vivo y Verdadero, Padre e Hijo Jesucristo y Espíritu Santo, aceptando con verdadero amor pleno, afectivo y efectivo, Todas y Cada Una de Sus Divinas, Infinitas y Eternas Enseñanzas.