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¿Por qué huyes de Mí?

¿Por qué huyes de Mí? Yo no huyo de vosotros. Aún bajo al Altar.

Si Yo huyera de ti como tú huyes de Mí, estarías perdido. Yo no he abandonado a Mi Iglesia. ¿Abandonarías tú a tu esposa? Pues Yo, no.

Yo no tengo nada que ver con mi enemigo y no le dejo que arrebate Mis Altares.

Tú no te dejes arrebatar por él.

Le das más importancia a los instrumentos que a Mí. Mírame sólo a Mí y verás cómo bajo a las manos que, aunque inválidas para ti, Yo las hago válidas para Mí. Yo no dependo de los hombres, pues Soy Yo el Todopoderoso Sumo y Eterno Sacerdote. ¿No Me crees? Yo no doy la razón a los sabios y entendidos, sino a Mis humildes. No te dejes llevar de ti, sino de Mí. ¡Ah, si sólo te dejaras guiar de Mí, serías Mi Levadura, Ejemplo Mío, en la masa, y Trigo Mío junto a la cizaña!

Como Me amas, Me sabes. Pero Me quieres saber más, porque Me amas. Mi Sabiduría no se reduce a la tuya, la Mía es infinitamente mayor. ¿Tú entiendes el lenguaje de Mi Cruz? Yo Soy el Fiel Esposo, y aunque quiera el hombre separarMe de Mi Iglesia, no lo conseguirá. Mis Ministros no son los que imperan, sino Yo. Nunca lo olvides.

Estáte tú Conmigo en Mi Cruz. No te escandalices de tus hermanos, pues Yo no te repulso aunque fueses también cruz para Mí: No huyo de ti.