Hijo Mío Abraham:
Te están invocando quienes no creen en Mí. Y tú les dices:
«Hijos Míos, creed en Cristo, en el Verdadero y Único Mesías, en el Hijo de Dios, Igual a Su Eterno Padre Dios. Si no creéis en Él, no podéis ser hijos espirituales míos.»
Hijo Mío Abraham:
Yo, Jesús Nazareno, Soy Tu Único Dios Vivo y Verdadero, en la Infinita y Eterna Unidad de Mi Padre y de Nuestro Espíritu Santo.
Yo he hablado contigo. Yo quise pasar a través de ti con Mi Divino Germen o Semilla Mía Que jamás pudo ser contaminada y se transmite por Su Propia Virtud, Que Es Mi Propia Virtud, Mi Poder, Mi Majestad, Mi Infinita Santidad.
Yo te he creado y te he glorificado, te he traído al Cielo Conmigo y con Mi Padre y con Nuestro Espíritu Santo.
Tú, hijo Mío Abraham, tienes el Gozo Divino de que, a través también de ti, quisimos transmitir Mi Padre y Yo y Nuestro Espíritu Santo el Germen, es decir, Mi Cuerpo infinitamente Santo junto con el de Mi Santísima Madre María:
GERMEN INCONTAMINADO E INCONTAMINABLE, GERMEN INFINITAMENTE DIVINIZADO Y DIVINIZADOR, GERMEN DE MI PADRE Y MÍO Y DE NUESTRO ESPÍRITU SANTO,
GERMEN DE YAHVÉ, GERMEN QUE, VINIENDO DESDE ADÁN Y EVA, APARECE BROTANDO VIRGINAL y MILAGROSAMENTE en Joaquín y Ana, para aparecer Mi Santísima Madre, María, la Llena de Gracia, la Inmaculada Concepción,
y Su Fruto, Que Yo Soy, el Fruto de la Perpetua Virginidad, -Que Es Mi Siempre Virgen Madre-, y de Nuestro Espíritu Santo.