P. Profanáis
A. Abiertas
C. Casas…:
E. Equivocación
¡Ay, Pastores Míos, qué equivocación tan grande cometéis!
Sí, muchas veces estáis abriendo Mis Casas, Mis Templos, Mis Sacrosantos, Mis Consagrados Templos, pero no para lo que Yo quiero, sino para lo que no se debe; porque Mi Casa es Casa de Oración, no es casa de conciertos, no es casa de conferencias, no es casa de museos, no es casa de visita turística, no es casa para ganar dinero con lo que no se debe, porque Mi Casa no puede ser llamada más que Casa de Oración, Casa de Mi Culto Divino, Casa de la Unión Sobrenatural Conmigo, Casa de la Verdadera Religión, de la Única Verdadera Religión, que es Mi Sacratísima Humanidad, Mi Propia Persona que es únicamente Divina.
Yo Soy el Único Fundador de la Religión Verdadera, el Único Fundador de la Iglesia Verdadera, el Único Dios, en la Unidad infinita de Mi Padre y de Nuestro Eterno y Mutuo Amor, Que Es Nuestro Espíritu Santo.
No os equivoquéis, Pastores Míos, no deis lo Santo a los perros, ni dejéis que entren los perros en Mis Templos.
Sed Santos, hijos Míos.
Mis templos han de ser tratados santamente.
El órgano ha de ser usado, no para contentar a los hombres, sino para la Alabanza de Nuestro Divino Nombre.
Así pues, sed fieles, Pastores Míos, a Mi Divino Querer, no sea que pronto venga por vuestras almas y os encuentre vacíos de mi Divino Amor y tengáis que estar eternamente sufriendo las penas inmensas y eternas del infierno.