«SED, PUES, PRUDENTES COMO SERPIENTES, Y SENCILLOS COMO PALOMAS».
Mateo, 10, 16.
He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.
1. La paloma vuela y no se irrita.
2. La serpiente no tiene extremidades, sino boca.
3. La paloma es sencilla.
4. La serpiente, por castigo, se arrastra.
5. La paloma camina, pero no tiene brazos ni manos.
6. La serpiente es astuta.
7. La paloma es prudente, volando sencillamente.
8. La serpiente abre la boca y devora.
9. La paloma puntea con su pico y se alimenta.
10. Ninguno de los dos animales tienen manos.
11. Nosotros, para con Dios, juntamos las manos, como si no las tuviéramos, para que Dios nos las tome y apriete en Sus Divinas Manos y nos dirija.
12. Así somos en ello sencillos como palomas, abriendo el pico y las alas de nuestro corazón para volar hacia Dios.
13. De manera que, como serpientes, por el castigo del pecado, hemos de ir arrastrando pesadamente nuestra existencia en esta vida terrestre en el trato con las criaturas.
14. Sin poder, como las serpientes, alargar la mano, sino abrir la boca para que Dios venga a nuestro interior con Su Palabra, con Su Cuerpo, con Su Sangre y Agua, con Su Alma, con Su Divinidad, con Sus Tres Divinas Personas.
15. Pues no somos nosotros los que vamos a Dios, sino que Es Dios Quien Primero Viene a nosotros.