Hijo Nuestro Muy Amado, Pedro Apóstol, Padre de los Apóstoles:
«TÚ ERES PEDRO, Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARÉ YO MI IGLESIA, Y LAS PUERTAS DEL INFIERNO NO PODRÁN CONTRA ELLA. A TI TE DOY LAS LLAVES DEL REINO DE LOS CIELOS. LO QUE ATES EN LA TIERRA, QUEDARÁ ATADO EN EL CIELO; Y LO QUE DESATES EN LA TIERRA, QUEDARÁ DESATADO EN EL CIELO» (Mateo 16, 19)
PRUEBA DE FIDELIDAD A MARÍA SANTÍSIMA PARA MIS SACERDOTES
PEDRO: DÍ A LOS CORDEROS TODOS DE MI CELESTIAL REBAÑO QUE PEREGRINA AÚN POR LA TIERRA, DE PARTE MÍA, EN NOMBRE MÍO Y DE MI PADRE Y DE NUESTRO ESPÍRITU SANTO, Y EN NOMBRE DE MI SANTÍSIMA MADRE:
DEL CENÁCULO 7 BIS, CON NUESTRA MADRE
EPÍLOGO: DOBLE RESPUESTA
1.- «Una tela, por muy limpia, no es la que dignifica vuestras manos, sino que vuestras manos, si son obedientes y humildes, absteniéndose de tocar a Mi Dios Hijo, hacen posible, por la Gracia y Misericordia de Él Mismo y De Su Eterno Padre y del Mutuo Amor de Ambos, Que Es El Espíritu Santo, que vuestra boca se disponga, como parte de vuestro interior, a recibir, de las Manos de Mi Dios Hijo, sin dilación, Su Cuerpo, Su Sangre y Agua, Su Alma y Su Divinidad, tan pronto como Él en Persona Se os dé en Alimento por Sus Propias Manos Misteriosas, Que no son otras, sino Que Son Las de Sus Ordenados Ministros.
A los mismos Ministros Suyos, a los Ordenados, a los Consagrados por Él Mismo para ELLO, les haréis de suyo mucho bien, si comulgáis invariablemente así, para que recobren más y más la conciencia de la Santidad de la Ordenación que llevan en Sus Manos, de la Sobrenatural Consagración recibida de Nuestra Santísima Trinidad. En el caso de que algún Ministro Ordenado no consintiera en administraros el Divino Sacramento del Altar en vuestra boca, no penséis mal de ese Ministro Ordenado. Solamente atribuiros a vosotros mismos el hecho, por no consideraros nunca dignos de comulgar, y agradeciendo humildemente la privada o pública humillación que esto os produjera. Y, si con esta Fe, Pureza, Humildad y Divina Obediencia procedéis, estad seguros, hijos Míos, que Mi Dios Hijo se os dará a vosotros como si hubieseis comulgado, yéndoos a dar gracias con la misma devoción y divino recogimiento con que siempre, más y más, debéis proceder, en Mi Corazón.»
2.- «Hijos Míos, quien debe dar la Carne y Sangre de Dios Hijo es el Ministro Ordenado por Dios con el Sacramento del Orden Sacerdotal. ¿Tiene Mi Iglesia Poder para hacer excepciones, no siendo el caso de tener que tomar a Mi Dios Hijo para que no sea profanado, si no hubieran Ministros Ordenados? Suponed que se acercan impíos que van a profanar la Divina Eucaristía. Si no hubiese Ministro Ordenado con el Sacramento del Orden, apréstese la persona que pueda a recogerLe con toda adoración y santa premura. Pero sólo por recibirLe, ¿qué manos están consagradas para ELLO? Únicamente las de los Ministros Ordenados con el Sacramento del Orden. Quienes esperan a poder comulgar de las Manos Que Dios Se ha preparado, harán bien; Mi Dios Hijo no se lo recriminará, pues no tienen por ello culpa. Pero quienes por recibir a Mi Dios Hijo Sacramentado no esperan recibirLe de Sus Manos Sacerdotales, las de Sus Ministros Ordenados, Que por el Sacramento del Orden tienen el Poder y el Deber de actuar en la Persona Misma de Mi Hijo Dios, Que Es Persona Únicamente Divina, Igual al Padre y al Espíritu Santo, no saben lo que hacen, no dan el debido Honor a Mi Dios Hijo, recibiéndoLe de manos no dispuestas por Él, sino por abuso de poder eclesiástico o falta de Fe en que Mi Divino y Todopoderoso Hijo no va a permitir contagio de enfermedad por recibirLe como Él Mismo quiere en la Infinita Unidad de Su Eterno Padre y de Su Mutuo y Eterno e Infinito Amor, Que Es El Espíritu Santo.»