Hijo Nuestro Muy Amado, Pedro Apóstol, Padre de los Apóstoles:
«TÚ ERES PEDRO, Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARÉ YO MI IGLESIA, Y LAS PUERTAS DEL INFIERNO NO PODRÁN CONTRA ELLA. A TI TE DOY LAS LLAVES DEL REINO DE LOS CIELOS. LO QUE ATES EN LA TIERRA, QUEDARÁ ATADO EN EL CIELO; Y LO QUE DESATES EN LA TIERRA, QUEDARÁ DESATADO EN EL CIELO» (Mateo 16, 19)
Si Te obedecen, Me obedecen.
Tú atas lo que Yo ato.
Tú desatas lo que Yo desato.
No puedes atar, si Yo no ato.
No puedes desatar, si Yo no desato.
Te doy Mi Luz y Mi Verdad, Me doy a Ti, como Vicario Mío, para que lo que Tú ates en la Tierra mediante Tus Sucesores Fieles, Yo lo ate aquí Contigo en el Cielo. Y para que lo que Tú desates en la Tierra mediante la Fidelidad Papal de Tus Legítimos Sucesores, quede aquí en el Cielo desatado por Mí y por Mi Padre y por Nuestro Espíritu Santo, pues Somos Uno, El Único Dios Vivo y Verdadero, Trinidad Santísima.