Hijo Nuestro Muy Amado, Pedro Apóstol, Padre de los Apóstoles:
«TÚ ERES PEDRO, Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARÉ YO MI IGLESIA, Y LAS PUERTAS DEL INFIERNO NO PODRÁN CONTRA ELLA. A TI TE DOY LAS LLAVES DEL REINO DE LOS CIELOS. LO QUE ATES EN LA TIERRA, QUEDARÁ ATADO EN EL CIELO; Y LO QUE DESATES EN LA TIERRA, QUEDARÁ DESATADO EN EL CIELO» (Mateo 16, 19)
PRUEBA DE FE PARA MIS SACERDOTES
PEDRO: DÍ A LOS CORDEROS TODOS DE MI CELESTIAL REBAÑO QUE PEREGRINA AÚN POR LA TIERRA, DE PARTE MÍA, EN NOMBRE MÍO Y DE MI PADRE Y DE NUESTRO ESPÍRITU SANTO:
Mis Sacerdotes:
Mi Padre y Yo y Nuestro Espíritu Santo, Que Somos el Único Dios Vivo y Verdadero, os tenemos puestos a prueba, para vuestro Eterno Bien.
Si supierais Mi Grandeza, no os atreveríais a darMe en Comunión a las manos de los comulgantes, pues no Soy inferior a vosotros.
Yo no Soy un alimento ordinario, sino Vuestro Dios y Señor.
A los alimentos que Yo y Mi Padre y Nuestro Espíritu Santo os damos los tratáis como realidades inferiores a vosotros y por eso los tomáis a través de vuestras manos.
Pero Mi Padre y Yo y Nuestro Espíritu Santo Nos damos como Alimento Infinitamente Santo a las almas preparadas para recibirNos en la Sagrada Comunión Nuestra Eucarística, diciendo a vuestro interior, a cada alma: «Abre la boca y Yo te la llenaré» (Salmo 81, 10).
Por eso, en esta gran prueba de Fe en la que os concedemos estar, no os atreveréis a darNos a las manos de los comulgantes, como si fuéramos alimentos ordinarios, inferiores a vosotros, sino obedeciendo a Nuestro Mandato: «ABRE LA BOCA, Y YO TE LA LLENARÉ».
Si Nos dais en Comunión debidamente, ¿creéis que permitiremos Mi Padre y Yo y Nuestro Espíritu Santo que os contagiéis o contagiéis a los comulgantes? No, Sacerdotes Míos, Sacerdotes Nuestros, por el Honor de Nuestro Nombre.