TERCERA CONFIDENCIA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE
1. El tatuaje Me ofende.
Vosotros no sois vuestros, sino Míos. No debéis disponer de vuestros cuerpos a vuestro antojo. No debéis escuchar la voz de satanás. Os quiere marcar el demonio. No aceptéis jamás que se apodere de vosotros.
2. Puedo destruirlo.
Yo puedo todo. Puedo destruir el tatuaje. Puedo hacerlo desaparecer. Pero si no lo hago, no es porque Me falte poder para hacerlo desaparecer, sino para que mientras lo tienen, puedan irse arrepintiendo de ello y de todos los pecados y ofreciéndose a Mí, pidiéndoMe que Yo cubra con Mi Divina Sangre todo el tatuaje y toda la persona tatuada.
3. Quiero arrepentimiento.
Quien haya consentido en tatuarse, arrepiéntase de ello y pídaMe que le perdone continuamente de ello, pues lleva lo que Yo no quiero. PídaMe que desde el principio hasta el final del tatuaje Yo pase Mi Divino Dedo, dibujando con Mi Padre y Nuestro Espíritu Santo todo lo que Nos Mismo queremos de la persona tatuada, a fin de que misteriosa y divinamente la destatuemos de ese tatuaje y la absorbamos o bebamos en Mi Interior.
4. No hagáis nada sin Mí.
Si hacéis algo sin contar Conmigo, ya vosotros mismos os marcáis u os tatuáis espiritualmente con las marcas del pecado, de la falta o de la imperfección.
5. No Me ofendáis más.
No hagáis nada por vuestra cuenta. No uséis vuestra libertad con independencia de Mí o sin Mi Agrado. Si todo lo hacéis agradándoMe en todo, entonces no os haréis daño, sino que mostraréis Mis Divinas Marcas Visibles o Invisibles en vosotros.
6. Dejaos hacer por Mi Amor.
Si en todo Me pedís que Yo os marque con Mi Divino Dedo todo vuestro ser, toda vuestra persona, todo vuestro entender, todo vuestro recordar, todo vuestro querer, todo vuestro actuar, todo vuestro sufrir, todo vuestro gozar, todo vuestro vivir y morir, entonces es cuando enteramente os dejáis marcar y transformar por Mi Divino Amor y tendréis Paz, Mi Paz, que no es la que da el mundo.
7. No os tatuéis.
No os marquéis vuestro cuerpo, que es Mío, ni material ni espiritualmente; no Me lo profanéis, no Me lo desfiguréis, no Me lo cambiéis a vuestro capricho, según vuestro propio querer, no Me lo hagáis sujeto de pintura alguna, no Me desagradéis, Que Soy, con Mi Padre y Nuestro Espíritu Santo, el Autor de vuestro cuerpo y de vuestra alma.
8. No sigáis el querer de los demonios.
Los espíritus malignos quieren obrar en vosotros, actuar dentro de vuestras obras, dentro de vuestras facultades, dentro de vuestros cuerpos, dentro de vuestra piel. No lo consintáis jamás. Ellos quieren condenaros para siempre. No se lo consintáis.