1. «Hijos Míos muy queridos, que habéis de ser Siervos de los Siervos de Dios.
2. Pensad que Yo os he constituido en Piedra, en Pedro, en Papa, en Piedra Apostólica para toda la eternidad.
3. Nunca jamás podéis dejar de ser PAPAS. Esta Máxima Plenitud de Nuestro Sacramento del Orden, que Mi Padre y Yo y Nuestro Espíritu Santo os hemos dado, por Nuestra Parte, Es Para Siempre. No os malogréis.
4. Vosotros habéis de formar, con Mi Apóstol Pedro y con todos los Papas que se hayan salvado, UNA UNIDAD, UNA SOLA PIEDRA FUNDAMENTAL, sobre la Cual edifico Mi Iglesia para siempre.
5. Independientemente de las irregularidades, vosotros, de hecho, habéis sido puestos en la Santa Sede de Pedro, Que Es Mi Sede.
6. Una vez llevados a ese puesto, durante vuestro caminar debéis hacer actos de Fé Divina y Católica, Que debéis más y más fielmente profesar y vivir, y en Ella, que es Inalterable, Infalible, Divina y Eterna, confirmar a todos.
7. Nunca actuéis como meros teólogos, pues estos son discípulos que tratan de buscar explicaciones, siempre insuficientes, a Nuestros Divinos Misterios; vosotros actuad como Vicarios Míos, los Cuales no pueden jamás opinar humanamente, ni siquiera teológicamente, sino MANIFESTAR NUESTROS DIVINOS MISTERIOS, EN NOMBRE NUESTRO Y CON LA INFINITA SEGURIDAD DE LA DIVINA FE CATÓLICA O UNIVERSAL QUE OS INFUNDIMOS.
8. Para ello necesitáis muchísima intimidad Conmigo, la correspondiente al Papado. Yo os la quiero participar más y más. PedídMela sin cesar.
9. Renovad constantemente la aceptación del Papado, Tal Cual Es, tal y como estamos queriendo que crecientemente Lo aceptéis, a fin de que así, como verdaderamente dóciles a Nos, os Lo podamos infundir e irLo más y más infundiendo en vosotros, para la Mayor Honra y Gloria de Mi Padre y Mía y de Nuestro Espíritu Santo.
10. Deponed, rechazad todo error doctrinal, pues se trata de Mi Infalible y Divina Enseñanza, La Cual no contiene ningún error, ninguna maldad, y La debéis meditar, vivir Tal Cual Es, y darLa continuamente al mundo, para que puedan muchos, y todos, si quisieran, venir a Nos, salvarse eternamente.
11. No os distraigáis con el mundo. Yo os basto. Enseñad a todos, con vuestro ejemplo y palabra, a prescindir de todo lo que viene del mundo, pues su modo de ser, pensar, sentir, querer, sufrir, gozar, vivir y vestir es absolutamente contrario a Nos.
12. No os distraigáis de Mí en ningún momento. No aceptéis propuestas que no vienen de Nos. Enseñad y corregid todo defecto, sin acepción de personas. No os sometáis a los proyectos de Nuestros enemigos, pues ellos odian Nuestro Divino Nombre y se aferran a dioses falsos.
13. A los que no quieran aceptar que les habléis de Nuestro Divino Nombre para que conozcan al Verdadero Dios Que Yo Soy, en la Infinita Unidad de Mi Padre y de Nuestro Espíritu Santo, no los podéis atender, a no ser que, con sinceridad de corazón, os visiten para conocerNos, amarNos y llevar Nuestro Divino Nombre al mundo entero».