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Terceros Diálogos de Jesús con San Pedro Apóstol, Padre de los Apóstoles

Querido hijo, Bienaventurado Pedro, Piedra Viva, Perenne, Gloriosa, Fundamental, espíritu humano creado por Mí y por Mi Padre y por Nuestro Espíritu Santo, que con tu propia alma eres una unidad personal, que ves cara a cara Nuestra Propia Trinidad de Personas y Nuestra Única y Divina Esencia.

Te hemos querido libre y gratuitamente constituir para siempre en Piedra Viva, Piedra Viviente y Vivificadora, por los Divinos Poderes Míos que te participamos máximamente.

Y sobre ti, Piedra Misteriosa y Fundamental, Yo Mismo, en la Infinita Unidad de Mi Padre y de Nuestro Espíritu Santo, he edificado siempre, sigo edificando y edificaré por siempre Mi Iglesia, la Celestial Asamblea de Mis Santos y Santas y Santos Ángeles, Mi Templo Espiritual, Mi Cuerpo Místico, Mi Eterna Ciudad, Mis Corderos, Mis Ovejas.

Tú, vives y reinas Conmigo y con Mi Padre y con Nuestro Espíritu Santo en el Cielo y en la Tierra, pues donde estoy Yo, Cabeza de Mi Iglesia, estás tú también Conmigo, Cabeza Vicaria Mía, compenetrada Conmigo, formando una Unidad Capital y Fundamental Conmigo por toda la eternidad.

No te hemos destronado cuando dejaste tu Sagrado Cuerpo Crucificado, Martirizado en Roma, donde aún se encuentra, como parte constitutiva tuya, que goza de tus mismas prerrogativas y te lo resucitaremos glorioso en el último día. Tú Eres Mi Vicario, para siempre. Todos se han de dejar aconsejar y gobernar por Ti, a lo largo del tiempo.

Mi Iglesia Es Sobrenatural Cuerpo Místico o Misterioso Mío, y, por eso, está en continua Comunicación Sobrenatural Contigo, tanto en el Cielo como en la Tierra y en el Purgatorio.

Nadie puede prescindir de Tu Continua Acción Como Vicario Mío Fundamental. Así lo hemos dispuesto, así lo hemos establecido y realizado para siempre Mi Padre y Yo y Nuestro Espíritu Santo.

Haces Mis Veces, continúo Yo Mi Misión en la Tierra a través de Ti, pues Te hacemos Fundamento sin el Cual tus sucesores no serían Vicarios Míos.

Te hemos dado el Pleno Poder Divino de Apacentar, de Nutrir, de Santificar, de Gobernar, de Dirigir a todos tus sucesores, de modo que si ellos no están Contigo, ellos tampoco están Conmigo, ya que la condición que pongo a toda Mi Iglesia Militante o Peregrina de la Tierra, es que esté toda Contigo, como Contigo están en el Cielo y en el Purgatorio.

Toda Mi Grey, Todo Nuestro Rebaño, Toda Nuestra Única, Universal o Católica Iglesia, formada también por seres humanos de todos los pueblos y de todos los tiempos, está siendo edificada por Mí y por Mi Padre y por Nuestro Espíritu Santo, sobre Ti, Amadísimo Pedro Nuestro.

Bien sabes tú que tienes el grave deber de transmitirMe, de transmitir Mi Palabra, Mi Doctrina, Que Es Inmutable e Inagotable, a todos Tus Sucesores, a todos los Papas, pues sin Ti no pueden ser Papas ni nada en Mi Iglesia, pues al no estar Contigo, están fuera de Mi Iglesia, la Cual Toda está siempre Contigo.

Todos Mis Corderos, es decir, Mis Obispos, Mis Presbíteros, Mis Diáconos, todos Mis Clérigos han de estar Contigo verdadera, real, espiritual y sobrenaturalmente, pues, de lo contrario, no están Conmigo; y, por lo tanto, tampoco están con Mi Padre y tampoco con Nuestro Mutuo y Eterno Amor, Que Es Nuestro Espíritu Santo.

Tienes el grave deber de transmitirMe, Yo te doy ese Poder Celestial y Sacerdotal Continuo de ir a cada Alma, aún invisiblemente, pero con Entera y Verdadera Realidad Sobrenatural, por encima del tiempo y del espacio, sin que ninguna criatura te lo pueda impedir.

Yo y Mi Padre y Nuestro Espíritu Santo Te damos siempre y para siempre el Omnímodo y Celestial Poder Divino y Sacerdotal de TomarMe y transmitirMe:

Pues Yo Me Transmito a Mí Mismo, a través de Ti máximamente, con Mi Palabra, con Mi Enseñanza Que Es Infalible e Imperecedera, a todas Mis Ovejas, a Todos Mis Consagrados y Consagradas, a todos Mis Fieles Laicos y a Todas Mis Fieles Laicas.

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