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Trigésimas séptimas Confidencias de Jesús a Sus Obispos de todos los tiempos

1. «Amados Obispos de Mi Divino Corazón: Cultivad la Vida Interior de Nuestros Fieles.

2. Habladles de los grados de Oración.

3. Habladles de cómo Yo y Mi Padre y Nuestro Espíritu Santo les queremos ir transformando en Nos.

4. La Transformación de las almas en Nos, Que Somos Uno, es Obra Nuestra, nunca es obra de otra tradición religiosa distinta de la Única y Verdadera Tradición Apostólica, Que es la Nuestra, que lo abarca todo: la Tradición, La Religión verdaderamente Universal, la verdaderamente Católica, que posee en sí todo bien, sin mezcla de mal alguno.

5. Al conocerNos un alma, necesariamente se siente impulsada por Nos, Que Somos el Único Dios Vivo y Verdadero, a dejar toda otra tradición religiosa, que no es la Nuestra, abandonando sus formas, sus modos, sus cantos, sus costumbres, sus silencios, para revestirse de Nuestra Sacratísima Humanidad, es decir, de Mi Cuerpo y de Mi Alma, Cuyas Formas, Cuyos Modos, Cuyos Cantos, Cuyas Costumbres, Cuyos Silencios Son Totalmente Diferentes, de Esencia totalmente Divina, Sobrenatural; cosa que no tienen ni pueden jamás tener las almas, a no ser viviendo verdaderamente la DIVINA FÉ, LA CATÓLICA FÉ QUE OS INFUNDIMOS y que Vosotros, Amados Obispos Míos y de Mi Padre y de Nuestro Mutuo, Infinito y Eterno Amor, Que Es Nuestro Espíritu Santo, debéis más y más creer, amar, vivir, proclamar, enseñar y comunicar santamente, en el Amor del Inmaculado Corazón de Mi Purísima y Siempre Virgen Madre y Su Siempre Virgen Esposo Purísimo San José, por medio de Nuestra Santísima Misa, por medio de Nuestros Sacramentos y Sacramentales, por medio del Don Divino de la Verdadera Oración y Verdaderas Penitencias y Sacrificios agradables a Nos».