Mi Amado Pedro:
Muchos Te dirán que Tú no fuiste establecido como Cabeza de Mi Iglesia para siempre, sino sólo para aquella primera generación de cristianos, mientras viviste en la Tierra.
Y Yo Te digo a Ti: Tú eres Piedra, y sobre esta Piedra edificaré Yo Mi Iglesia.
Sí, Mi Iglesia, no una determinada comunidad de aquellos primeros tiempos, sino Mi Iglesia Entera, que ocupa todos los tiempos y todos los espacios, de manera misteriosa, divina y verdadera.
Tú eres, por Nuestra Divina Voluntad, Insustituible; sigues vivo, espiritual, verdadera y divinamente para siempre, y sobre esta Piedra Viva Que Tú Eres, pesa, descansa, influye y se siente fortalecido y bien dirigido todo el Divino Edificio Espiritual Que Es Mi Iglesia.
Los Papas no Te sustituyen, sino que Te suceden en la Tierra y para siempre, si Me son Fieles, y Te Representan a Ti, si Te siguen y no Te desobedecen, pues para Mí, hijo Mío Pedro, no estás muerto, sino vivo, por Nuestra Divina Gracia y Misericordia, para que los que Te sucedan visiblemente en la Tierra, formen perfecta Unidad Contigo y no echen a perder a Nuestro Pueblo.