1. «Mis amados Obispos: Pensad que Nos habréis de dar cuenta, cada día y a la hora de vuestra muerte, de la Grey Nuestra que hemos puesto en vuestras manos.
2. Vuestras manos han de ser santas.
3. Vuestro anillo significa la Divina Unión de Mi Padre y Mía y de Nuestro Espíritu Santo con las almas.
4. No os olvidéis de que estáis consagrados por Nos a Nos, Trinidad Beatísima, a fin de que entendáis Nuestra Divina Unión con las almas y La prediquéis.
5. Debéis hablar de la necesidad de conocerNos a Nos, Que Somos Uno, Trinidad Beatísima, y de apetecer sólo la creciente y divina Unión con Cada Una de Nuestras Tres Divinas Personas.
6. Hablad siempre de que Nos, el Único y Verdadero Dios, Trinidad Santísima, hemos querido, libre y gratuitamente, daros a conocer Nuestra Íntima e Infinita y Eterna Unión Trinitaria, para que La participéis todas las almas.
7. PERO VOSOTROS, OBISPOS MÍOS, DEBÉIS ARDER, SIEMPRE MÁS Y MÁS, EN EL DIVINO DESEO DE CRECER VOSOTROS EN ESTA SOBRENATURAL PARTICIPACIÓN DE NUESTRAS TRES DIVINAS PERSONAS.
8. ¿Cómo gobernaréis bien a Nuestra Grey si no le enseñáis a suspirar, más y más, por la Unión Sobrenatural con Nos?
9. La Unión Santa, Pura, Verdadera y Sobrenatural Conmigo y con Mi Padre y con Nuestro Mutuo y Eterno Amor, Que Es Nuestro Espíritu Santo, es el Fin para el Cual os hemos creado.
10. A esto Me dedico Yo, el Sumo y Eterno Sacerdote, en la Infinita y Eterna Unidad de Mi Padre y de Nuestro Espíritu Santo.
11. A esto os debéis dedicar Vosotros, Ministros Míos, enseñando a Vuestros Sacerdotes y Diáconos, cómo llevar a las almas a la cada vez más intensa Unión Sobrenatural con Nos.
12. Sed vosotros el Principal Seminario Vivo de vuestros Sacerdotes, Diáconos y Seminaristas, para que ellos os ayuden en la única tarea necesaria: LLENAR A LAS ALMAS DE MÍ Y DE MI PADRE Y DE NUESTRO ESPÍRITU SANTO.
13. Tened para ello siempre muy cerca de vuestra influencia sobrenatural, como Obispos muy fieles Míos, a vuestros Sacerdotes, Diáconos, Clérigos, Seminaristas, semejante o parecida a como Yo Mismo En Persona Fui y Soy y Seré para siempre el Verdadero Seminario o Semillero de Santidad para Mis Apóstoles, para todos, a través de Mi Propia y Divinísima y Adorabilísima Humanidad infinitamente Santa».