Compartir

Vigésimos octavos Diálogos de Jesús con San Pedro Apóstol, Padre de los Apóstoles

Mi Amado Pedro:

Nadie puede venir a Mí si Mi Padre no le trae (Juan 6, 44).

Debéis haceros como inocentes niños recién nacidos, que reciben directamente en sus bocas el alimento (Ver 1 de Pedro, 2, 2).

Debéis imitarMe a Mí, Que, cuando Me comulgáis, Soy Yo Quien os comulgo en Mi Divina Boca, de la Mano de Mi Padre.

Todo Me lo ha entregado Mi Padre (Mateo 11, 27).

La Entrega que Mi Padre hace de vosotros a Mí es a Mi Boca, a lo más interior e íntimo de Mi Propio Cuerpo.

Por eso vosotros debéis recibirMe en vuestras bocas, de la Mano Mía y de Mi Padre y de Nuestro Espíritu Santo: De La Mano de Nuestros Ordenados Ministros Sagrados que representa Nuestra Divina Mano y Nos Representan por el Sacramento del Orden Sacerdotal.

No podéis venir a Mí como adultos, sino como recién nacidos para que, al comulgarMe en vuestra boca, Yo os comulgue en la Mía, sin que Me amarguéis, sino dejándoos tomar por Mí en alimento, para que Yo os asimile a Mi Carne, a Mi Sangre y Agua, a Mi Alma, a Mi Divinidad, transformando vuestras personas humanas o espíritus humanos, mística, verdadera y participativamente, en Mi Única Persona Que Es la Segunda Divina Persona de Nuestra Propia y Divina Trinidad.